Reseña de 'Un canalla siempre es un canalla', de Sarah MacLean

El primer fin de semana de la Feria Mundial del Libro de Madrid me hice con un par de ejemplares, uno de ellos, del que os voy a hablar en esta reseña, una recomendación. Si recordáis mi entrada sobre las compras de aquel día, me hice con 'El ángel negro', de John Connolly y 'Un canalla siempre es un canalla', de Sarah MacLean. Éste último fue la recomendación que me hicieron en la caseta de la editorial Versátil y la verdad, tenía ganas de probar una lectura nueva, ya que fue uno de los propósitos que me hice a principios de año. El nombre de Sarah MacLean no me era desconocido. Lo había oído en múltiples canales de Booktubers y otros blogs literarios y tenía entendido que sus libros eran buenos y entretenidos y me dije, pues habrá que darle una oportunidad. Desgraciadamente, la lectura ha resultado bastante decepcionante

Yo tengo un problema y es que si la portada de una novela no me convence, es más que probable que la lectura no sea de mi agrado. Lo he comprobado en varias ocasiones. En el caso de 'Un canalla siempre es un canalla', la portada no me gustó nada. Es mi opinión, por supuesto, pero creo que las portadas, de esta novela y de las posteriores, me parecen bastante cutrecillas, como de novela romántica baratilla. No obstante, quise darle una oportunidad a la lectura por todas las buenas opiniones que había escuchado antes. 
Para que os situéis, el argumento de 'Un canalla siempre es un canalla'  está protagonizado por el Marqués de Bourne, un aristócrata que fue expulsado de la sociedad sin nada más que su título. En el momento de comenzar la historia, descubrimos que Bourne, deseoso de recuperar su herencia y unas suculentas tierras, decide conquistar a una vieja amiga de la infancia, Lady Penelope Marbury, una mujer que arrastra la decepción y vergüenza de haber sido rechazada por otro pretendiente hace años y que cree más bien poco en la idea del matrimonio. Lo que ella no sabe, es que el amigo que recuerda de la infancia ha cambiado completamente hacia un lado más oscuro y que no solo está dispuesto a casarse con ella, sino también a abrirle las puertas de un mundo de placer que no se puede llegar a imaginar.

Por favor, decidme que no soy la única que piensa que la portada es muy fea

Bueno, cuando leí la sinopsis ya me dio un poco de mala espina el asunto. Ya sabéis que soy probablemente la crítica número uno de 'Cincuenta sombras de Grey' y me dio la sensación de que iba a leer una historia semejante con la única diferencia de estar ambientada en el siglo XIX. Pero como digo, quise darle una oportunidad y me dejé llevar por el género romántico e histórico al que pertenece. ¿Adivináis cuál ha sido mi sorpresa al empezar a leerlo? 
Resulta que de romántica tiene bastante poco. 'Un canalla siempre es un canalla' es una novela erótica salpicada por tintes románticos, se mire como se mire. Ya dije en su momento que el género erótico no me gusta, pero no porque me de corte o me suponga un problema leerlo. No, el motivo va más allá. No me gusta porque está ligado a una serie de estereotipos que me resultan repetitivos y en este caso, no existe diferencia alguna. 
Antes de continuar voy a advertir de que no he conseguido terminarlo, pero hasta donde he llegado, un poco menos de la mitad, me ha parecido una lectura aburrida y muy pero que muy estereotipada, sobre todo si hablamos de los personajes. El tal Bourne es un ser despreciable, prepotente, altivo...una especie de Christian Grey del Londres del siglo XIX. Aparte de todas estas cualidades, es un tío que está tremendo, por supuesto y que nada en la abundancia. ¿Por qué os empeñáis en construir estos personajes tan típicos y aburridos? Ya si hablamos de Penelope, madre mía, menudo personaje más coñazo e insoportable, siempre quejándose de los pretendientes que se la rifan y con el mismo discurso de siempre de, quiero ser libre, no casarme con cualquiera. ¡Lo he leído demasiadas veces!
Estaba dispuesta a terminarlo, os lo prometo, pero en cuanto vi que el romance en sí pasaba a erotismo, con las mismas metáforas de siempre, los mismos diálogos, la misma actitud posesiva del hombre... Lo siento, Sarah MacLean, pero a mí no me convences. 

Ni siquiera la portada de la edición anglosajona se salva

Quizá el error fue mío. Es posible que estuviera confundida al respecto de este libro. Mi idea era encontrarme una historia de amor clásica, como las que escribía Jane Austen, por ejemplo, pero en lugar de eso he tenido la constante sensación de estar ante una nueva obra de E.L James o Sylvia Day, aunque si hay algo positivo en 'Un canalla siempre es un canalla' es la prosa de Sarah MacLean, limpia, bella, fluida y cargada de sentimientos
Por esa misma razón he decidido no ser muy cruel y otorgarle una valoración de tres estrellas. Igual que digo una cosa digo otra. Sarah MacLean escribe muy bien y describe los paisajes, ropas y actitudes de la época en la que tiene lugar la historia con maestría
Si os gusta este tipo de historias, románicas y eróticas, para pasar el rato realmente, estoy segura de que 'Un canalla siempre es un canalla', primera entrega de una tetralogía, será una lectura entretenida. 

Veredicto

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